"Ten misericordia, pajarito, y haz un espacio en tu hueco para mí"
"Lo siento, no puede ser. No haya sitio para los dos."
"Claro que sí hay.... Si no me de dejas, moriré de una pulmonía... ¡Te lo suplico!"
"Que no, que no..."
"Por favor, por favor... Que sí, que sí..."
"Que no, que no..."
"Que sí, que sí..."
El conejito insistía e insistía, pero el pajarito seguía firme en su negativa.
Y así continuaron hasta el final de los tiempos.
¿Moraleja del cuento?
"Cuanto más mojado está el conejito... ¡Más duro se pone el pajarito!"
