El conde totalmente angustiado
al ver que la moza había palmado,
con la polla aun tiesa, se escapó
por la dehesa.
A lo lejos se divisa
algo rubio y sin camisa,
es una chica muy potente,
de pechos duros y turgentes.
Va el conde y la avasalla
y se la lleva a la muralla,
pero aquí no acaba todo,
hay sorpresa, y de qué modo.
La moza al desnudarse
saca un rabo alucinante,
el conde se ha sorprendido
al ver ese cacho pepino.
Obligado a darse la vuelta,
le agachan, piernas abiertas,
y en el culo le han clavado
ese pene empalmado.
Ahora el conde viste faldas
y el vello depilado,
ha encontrado su destino
y de mujeres se ha olvidado.