Filosofía Zen
Publicado: Mié Feb 17, 2010 22:26
Un maestro Tao o Zen -no importa de qué época- cena junto a un joven discípulo. Ambos tienen la piel del color de la hierba húmeda al sol, la nariz chata al ras de la cara, y los ojos rasgados. Ambos pueden ser de Singan o de Manchuria. Hablan alguno de cincuenta y cinco dialectos con ideogramas y entre ellos se entienden.
-Sabio Maestro -se anima el joven-, ¿podría enseñarme la diferencia entre una perla y una mujer?
-La diferencia -contesta el sabio- es que a las perlas, esas gotas de mar enhebradas, se les puede entrar por dos lados, mientras que a una mujer sólo por uno.
-La eternidad me guarde de contradecirle -duda desorientado el aprendiz-, pero oí decir que ciertas mujeres permiten entrar por los dos lados.
-En ese caso, querido discípulo -contesta el maestro-, no se trata de una mujer sino de una perla.
-Sabio Maestro -se anima el joven-, ¿podría enseñarme la diferencia entre una perla y una mujer?
-La diferencia -contesta el sabio- es que a las perlas, esas gotas de mar enhebradas, se les puede entrar por dos lados, mientras que a una mujer sólo por uno.
-La eternidad me guarde de contradecirle -duda desorientado el aprendiz-, pero oí decir que ciertas mujeres permiten entrar por los dos lados.
-En ese caso, querido discípulo -contesta el maestro-, no se trata de una mujer sino de una perla.