- ¡Hola! ¿Cómo te fue con tu cita de la otra noche?
- Horrible… ¡No sé qué pasó!
- ¿Por qué? ¿Ni te besó?
-Si, me besó tan fuerte que se me salió el diente postizo que tengo arriba… Entonces me acarició el pelo y se me cayeron unas extensiones que me acababan de poner en la pelu.
- ¡¿No me digas que terminó ahí?!
- Nooo… Después me tomó la cara entre sus manos, hasta que le tuve que pedir que no lo hiciera más, porque me estaba aplastando el botox, entonces me mordió los labios como si fueran plásticos y se me iba a explotar el implante de colágeno. Además, que mis pestañas postizas se le quedaron pegadas en la nariz.
- ¿Y no intentó nada más?
- Sí… se puso a acariciarme las piernas y lo frené porque me acordé que no había tenido tiempo para depilarme… Al hacerlo se me despegaron dos de las uñas postizas. Después le entró un arrebato de lujuria impresionante y me abrazó tan fuerte que casi se le quedan mis prótesis de las nalgas en las manos y casi me revienta los implantes de silicona de mis senos.
- ¿Y después qué pasó?
- ¡Que se puso a beber champagne en mi zapato!
- Ay… ¡qué romántico!
- ¿Romántico?… ¡Por poco se muere!
- ¿Por qué?
- Porque se tragó el corrector del juanete que estaba adentro y casi se ahoga.
- ¿Y después que hizo?
- ¡PUES SE FUE!… ¿Te lo puedes creer? Para mí que era maricón…