Es un manicomio en el que una loca va en silla de ruedas haciendo con la boca el atronador ruido de un Fórmula 1 y recorriendo los pasillos a todo trapo. De repente sale un loco de una habitación, la para y le pide la domentación.
La tía empieza a rebuscar en los bolsillos y encuentra un billete de bus antiguo, se lo da al maromo y este comprueba que está todo correcto y la deja seguir, no sin antes pegarle una buena reprimenda por la velocidad a la que iba.
La mujer sigue su carrera y su ruido, hasta que a la vuelta le vuelve a parar el mismo tío y le comenta que ha pisado una línea contínua y le vuelve a pedir los papeles. La tía rebusca otra vez y encuentra un viejo ticket del supermercado y se lo da. El loco comprueba que está en regla, la deja seguir, mientras la abronca por no acatar las leyes de la seguridad vial.
La tía continua su particular Gran Premio y cada vez exagerando más el ruido del coche. En estas, sale otra vez el pirado de su habitación, pero esta vez en pelotas y con una tremenda erección, por lo que la chiflada grita:
- ¡JODER, EL CONTROL DE ALCOHOLEMIA OTRA VEZ NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!