NO PIENSO DEDICARTE NI UNA GOTA MÁS DE MI SEMEN.
Publicado: Sab Abr 19, 2014 00:40
Esto no es mío, pero lo encontré por ahí y me sentí un poco identificada. Espero que os guste.
No pienso dedicarte ni una gota más de mi semen. Se lo repitió a sí mismo, y cuando al final sus neuronas estallaron a fuerza de intentar creérselo, eyaculó por última vez pensando en ella y cayó rendido sobre la cama.
Se durmió de día y despertó de noche. Se dio una ducha y sus lágrimas se mezclaron en el torrente acuático, sabedor de que estaba quitándose de encima aquel perfume femenino que ya nunca volvería a tener encima. Pensó la palabra nunca y su pecho estalló en un doloroso vacío. Se secó por fuera, lo intentó por dentro y se miró al espejo. Eh, mira qué pintas, arréglate y sal a dar una vuelta. Igual llueve y la lluvia te limpia las penas. Con un poco de suerte, puede que se limpien con la saliva de alguna mujer tan desesperada como el tío del reflejo de este espejo, pensó.
Y salió, y el mundo no le pareció tan finito. La teoría del Big Bang comenzó a tomar sentido y por un momento dejó de pensar que el universo estaba delimitado por la piel de aquella mujer. El viento le acariciaba la mejilla, y pensó que era un gesto maternal de un ángel dispuesto a cuidarle, así que se prestó a su causa. Se puso a caminar en la dirección que le dictaba, dejándose llevar al primer lugar que le empujaran las ráfagas de aire. Y caminó, aleatoriamente.
Y aleatoriamente llegó a un pub de mala muerte.
Y allí estaba ella.
Y de nuevo, el mundo se confinó a la distancia entre sus corazones.
Y otra vez, su semen pedía la libertad de bailar con sus sueños. Se acercó y le dedicó un tímido saludo. Ella se sorprendió de que él siguiera vivo.
No pienso dedicarte ni una gota más de mi semen. Se lo repitió a sí mismo, y cuando al final sus neuronas estallaron a fuerza de intentar creérselo, eyaculó por última vez pensando en ella y cayó rendido sobre la cama.
Se durmió de día y despertó de noche. Se dio una ducha y sus lágrimas se mezclaron en el torrente acuático, sabedor de que estaba quitándose de encima aquel perfume femenino que ya nunca volvería a tener encima. Pensó la palabra nunca y su pecho estalló en un doloroso vacío. Se secó por fuera, lo intentó por dentro y se miró al espejo. Eh, mira qué pintas, arréglate y sal a dar una vuelta. Igual llueve y la lluvia te limpia las penas. Con un poco de suerte, puede que se limpien con la saliva de alguna mujer tan desesperada como el tío del reflejo de este espejo, pensó.
Y salió, y el mundo no le pareció tan finito. La teoría del Big Bang comenzó a tomar sentido y por un momento dejó de pensar que el universo estaba delimitado por la piel de aquella mujer. El viento le acariciaba la mejilla, y pensó que era un gesto maternal de un ángel dispuesto a cuidarle, así que se prestó a su causa. Se puso a caminar en la dirección que le dictaba, dejándose llevar al primer lugar que le empujaran las ráfagas de aire. Y caminó, aleatoriamente.
Y aleatoriamente llegó a un pub de mala muerte.
Y allí estaba ella.
Y de nuevo, el mundo se confinó a la distancia entre sus corazones.
Y otra vez, su semen pedía la libertad de bailar con sus sueños. Se acercó y le dedicó un tímido saludo. Ella se sorprendió de que él siguiera vivo.